El burnout, también llamado síndrome de desgaste profesional o síndrome de estar quemado, es la respuesta que da un trabajador cuando percibe la diferencia existente entre sus propios ideales y la realidad de su vida laboral. Se desarrolla, generalmente, en las profesiones de ayuda y de interrelación social frecuente.
En la actualidad, se entiende el síndrome de estar quemado como una forma inadecuada de responder ante el estrés laboral crónico, presentando una serie de conductas y sentimientos negativos hacia la gente con la que el trabajador contacta a diario, así como la sensación de sentirse agotado emocionalmente.
Se manifiesta, principalmente, dando los siguientes síntomas:
El burnout está adquiriendo una relevante dimensión social a causa del elevado coste económico y personal que presenta.
El burnout no es estrés laboral, sino que es una forma desadaptativa de responder ante el mismo. A diferencia del estrés, solo se entiende este síndrome dentro de un contexto laboral y lleva asociados una serie de síntomas específicos: el cansancio emocional, la despersonalización o frialdad afectiva y la reducción de eficacia laboral.
El estudio del burnout se puede estructurar atendiendo a las siguientes características básicas:
El burnout se entiende como un proceso continuo en el que la persona poco a poco, va perdiendo energía, optimismo e ilusión en su trabajo de ayuda.
Se describen cuatro fases básicas:
1. Estrategias individuales de afrontamiento:
Técnicas de autocontrol emocional: constituyen un paquete de técnicas psicológicas para frenar y reducir el malestar emocional. Se subdividen en:
2. Estrategias organizacionales:
Programas de socialización anticipada: se encuadran dentro de los programas de acogida de personal, y su objetivo es que el trabajador adquiera las habilidades necesarias para efectuar su trabajo antes de insertarse al mundo laboral.
Programas de retroinformación y evaluación: se trata de dar información al trabajador sobre su actividad laboral, pero sin presentarla como un juicio encubierto, sino como parte de la cultura organizacional, para su propia mejora profesional.
Programas de desarrollo organizacional: consisten en crear el ambiente óptimo y los programas adecuados dentro de la organización, con el objetivo de que el trabajador se encuentre motivado para el cambio y desarrollo personal y profesional.
Fuente: https://salud.asepeyo.es/
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